La publicidad y la belleza
- Mentes de tinta
- 8 nov 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 nov 2018
¿Cómo afecta a nuestra imágen?

La publicidad es una manera de comunicar el producto que se quiere vender a través de los medios, aunque también se ve que se usa en espacios públicos para llegar a un grupo social específico. El discurso publicitario es muy importante ya que determina muchas actitudes y deseos en una sociedad claramente acostumbrada a vivir con la publicidad; por medio de ésta se pueden generar emociones y sentimientos indescriptibles que son capaces de llevar a la compra de un producto. Es imposible alejarnos de la publicidad, ya que siempre va a estar presente entre cada uno de nosotros gracias a la masificación de los medios y a las grandes posibilidades que tienen de llegar a los consumidores. En el momento en que una marca decide vender y exhibir un producto de cualquier tipo, la publicidad afecta de forma multidimensional y agresiva al ser humano en todos sus sentidos. Así, quien crea el anuncio publicitario, sabe muy bien que no está vendiendo sólo el producto, sino que detrás de aquel se nos está vendiendo una aventura que podríamos vivir. En este caso, la publicidad influye en los seres humanos porque todos tenemos deseos de ser jóvenes, invencibles.
A partir de esto, nos referimos a los ejes de la juventud, el cuerpo y la belleza. ¿Por qué las marcas eligen modelos adolescentes, jóvenes, hermosos, esbeltos, con linda sonrisa? ¿Por qué? Es muy simple la respuesta, la publicidad contribuye a crear estereotipos. Sabemos ya que no nos venden un producto, nos venden el éxito social, la competitividad, el éxito personal. Igualmente, el estereotipo no es el gran problema aquí, el problema somos nosotros, los consumidores, que somos manipulados por la publicidad y lo que hay en ella para creer que ese debe ser el modelo a seguir, así debemos ser, porque de lo contrario, "estas fuera", "no perteneces" a ningún grupo. Entonces, la juventud es elegida por las marcas para transmitirles a sus clientes lo que ofrecen. Lo más importante para destacar, como mencione antes, es que estas publicidades exhiben modelos que generan estereotipos de corte negativo que no ayudan a crecer sino que favorecen una actitud irresponsable, de consumismo, de gasto y de superficialidad vital.
Desde mi punto de vista, considero que las marcas de alta costura, al momento de hacer la publicidad de su producto, elaboran una “estrategia” donde combinan varios factores a tener en cuenta para crear el anuncio perfecto y único. Uno de ellos, es el modelo. Claramente, no van a elegir un modelo con sobrepeso, por eso seleccionan modelos extravagantes, yo los llamaría “barbies”, ya que son irreales e inalcanzables para la mayoría de la sociedad. Son como modelos de plástico; en el caso de las mujeres se las exhibe con una increíble cintura de 60-65 cm. ¡Es una locura! ¿Quién podría tener esa cintura? Por ese motivo, me parece algo alocado que la publicidad muestre estereotipos que una persona no puede alcanzar ni conseguir.
Para concluir, la publicidad es despiadada y no respeta géneros ni edades, todos somos víctimas de su influencia y su poder de persuasión, no importa que tan grande o pequeña sea la campaña publicitaria, mientras sus técnicas y tácticas sean las correctas de seguro llegarán a nosotros y nos impactarán según sea el objetivo del producto en exhibición. Lamentablemente, esta obsesión por la delgadez es desencadenada por aspectos emocionales y de la personalidad, las presiones familiares o del entorno social en el que nos encontramos, además de los medios de comunicación que nos venden todos los días modelos extra delgados y mujeres que alcanzan sus metas por su estado de delgadez.
Así, ninguna persona debe ser juzgada o juzgarse por cómo se ve frente a un espejo, nosotros somos bellos y perfectos, con kilos de más o esbeltos y debemos encontrar el equilibrio para poder aceptarnos tal cual somos. Nunca vamos a estar conformes con nuestro cuerpo, lo importante es amarnos y no dejar que factores externos como la publicidad, la televisión o personas que nos rodean y hasta nosotros mismos, ejerzan presión para estar delgados o para seguir esos “cánones” de belleza que vemos día a día y que en muchas ocasiones no son reales.
FLORENCIA SOL GONZÁLEZ AMAYA
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